domingo, 1 de noviembre de 2009
Llevo meses intentando encontrar el modo de borrar de mi memoria el estupor que reflejaban los ojos de mi madre en el momento de su muerte. El mismo que me invade a diario intentando buscar un porqué.
Mi joven, sana y maravillosa madre fallece súbitamente en mi presencia.
Sólo un segundo torna atónita su vivaz mirada.
Un instante.Un parpadeo que no concluye. Una jodida brizna de ese tiempo que acostumbramos a minusvalorar. Un puto instante y la vida se le escapa para siempre llevándose de paso gran parte de la de los que la amábamos.
Y ahora qué.
Para qué sigo intentando buscar una explicación a algo que sé que carece de ella.
Para qué sigo intentando imaginar qué fue lo último que sintió.
Es más, de qué me serviría despejar estas incógnitas.
Espero que incluso las que mojaron mis dedos cuando te cerré los párpados.
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